Una de las situaciones que más miedo puede causar a una persona es que sufra un Ataque de pánico. Un ataque de pánico o crisis de ansiedad, es un episodio de miedo intenso con una fuerte sintomatología física, que aparece sin que exista ningún peligro real o causa que justifique tal reacción.
Ante un ataque de pánico, la persona puede sentir que está perdiendo el control, que está teniendo un ataque al corazón, o incluso que se va a morir.
La mayoría de las personas pueden tener uno o dos ataques de pánico a lo largo de su vida, por ejemplo ante una situación muy estresante. Sin embargo, si los ataques de pánico se repiten de forma inesperada, el propio temor a sufrir otro ataque suele generar en la persona un estado de alerta elevado, conductas de evitación y control, hasta llegar a configurar lo que denominamos un Trastorno de pánico.
Pero la pregunta suele ser ¿me puedo morir de un ataque de pánico?. Un ataque de pánico o crisis de ansiedad no son por sí mismos “mortales”, es decir, no son un riesgo para la vida, aunque sí pueden agravar patologías existentes en una persona ya que producen normalmente un aumento de la tensión arterial.
Pero la mayor afectación es sobre la calidad de vida de la persona que lo sufre, ya que además de provocar un miedo intenso, cuando los ataques de pánico se hacen frecuentes, la persona empieza a condicionar su actividad diaria en función de estos ataques. Así, empieza a evitar situaciones, lugares o actividades que cree están asociadas al ataque, o aquellas en las que si sufre un ataque considera que no va a poder conseguir auxilio.
Pero ¿cómo empieza un ataque de pánico?. Normalmente empieza de forma súbita, en cualquier momento, sin que la persona lo espere, por eso genera tanto temor. Los síntomas más habituales son:
• Sensación de peligro intenso.
• Miedo a perder el control o a morirse.
• Taquicardia, palpitaciones.
• Temblores.
• Sudoración.
• Sensación de ahogo o presión en el pecho.
• Escalofríos o sofocos.
• Mareos y náuseas, llegando a desvanecimiento y desmayo.
• Dolor abdominal, retortijones.
• Sensación de hormigueo o entumecimiento, sobre todo en extremidades superiores e inferiores.
• Dolor de cabeza.
• Sentimiento de irrealidad (vivir la situación como si se estuviese en una película o con extrañeza).
Normalmente un ataque de pánico puede durar varios minutos y tras él aparece una sensación de fuerte cansancio y agotamiento.
Pero ¿cuál es la razón de que aparezca un ataque de pánico?. Hay múltiples causas pero normalmente, sobre todo en etapas iniciales, aparecen por un estado de elevado estrés. El mantenimiento y el que se genere finalmente un Trastorno de pánico dependerá de la interpretación que la persona dé a los primeros ataques, su estilo de afrontamiento, y su capacidad para tolerar el malestar que el pánico le genera.
Si no se trata a tiempo, el pánico puede apoderarse de todas las áreas de tu vida, favoreciendo la aparición de diferentes fobias, el aislamiento social, el estado depresivo, etc. Es por esto que si has sufrido o estás sufriendo ataques de pánico busques ayuda profesional lo antes posible.
Desde la psicología cognitivo-conductual se aborda este tipo de problemas obteniendo muy buenos resultados. En los casos más resistentes, o cuando el Trastorno de pánico ya afecta de forma muy negativa a la persona, es necesario acompañar el tratamiento de psicoterapia con un tratamiento farmacológico a base de ansiolíticos y/o antidepresivos.
Pero lo importante es que, tanto los ataques de pánico como el Trastorno de pánico, son problemas que se pueden solucionar. Por eso, si lo estás sufriendo no dudes en buscar ayuda.