¿Te pasa alguna vez que te ves comiendo sin tener realmente hambre?, ¿eres de las (y los) que cuando estás ansiosa, aburrida o triste te vas a la nevera a ver qué puede calmarte?, ¿te sientes identificada con Bridget Jones cuando se pone hasta arriba de helado?. Si has contestado afirmativamente alguna de estas preguntas puede que estés sufriendo del denominado
hambre emocional.
El hambre emocional es un tipo de hambre que aparece como respuesta a
emociones negativas y es muy diferentes del hambre física. Veamos en primer lugar la diferencia entre estos dos tipos de hambre.
Cuando hablamos del
hambre física , nos referimos a esa sensación que va apareciendo poco a poco, de forma progresiva, y acompañada de sensaciones fisiológicas como pueden ser: ruidos en el estómago, sensación de debilidad o cansancio, somnolencia y/o falta de concentración. Esta sensación suele aparecer unas 3-4 horas después de haber realizado nuestra última comida. Tras saciar esta necesidad volvemos a sentirnos bien físicamente, nos sentimos satisfechos, y sobre todo, y a diferencia del hambre emocional,
no nos sentimos culpables.
Sin embargo, el
hambre emocional aparece de forma repentina, acompañado de
descontrol y con antojo de alimentos calóricos (chocolate, dulces, snacks, etc.). Ante este tipo de hambre, aunque nos sintamos saciados, llenos, seguimos comiendo. Otra de las diferencias es que tras comer por hambre emocional, como el comer suele ser descontrolado y normalmente los alimentos son
muy calóricos , aparece un fuerte sentimiento de
culpa y vergüenza.
Llegados hasta aquí habría que preguntarse
¿por qué aparece el hambre o el comer emocional? . El hambre emocional aparece como una respuesta no adaptativa a las emociones negativas. Emociones como la ansiedad, la tristeza, el aburrimiento, la soledad, la ira, etcétera, pueden generar hambre emocional.
La
comida genera en la mayoría de las personas
fuertes emociones. Los alimentos nos pueden agradar, nos pueden dar asco, o nos pueden recordar por ejemplo, momentos pasados. Relacionamos la comida a celebraciones familiares, actos sociales, etc. La comida, comer, puede ser un acto de placer además de un acto de supervivencia, pero algunas personas han establecido desde su infancia una relación amor/odio con la comida.
Si una persona que tiene una estrecha relación con la comida, presenta un malestar emocional frente al que no tenga herramientas adecuadas, puede que acabe comiendo para sentirse mejor. Este
“calmar” las emociones a corto plazo, afianza un patrón que puede convertirse en un auténtico círculo vicioso a medio y largo plazo. Por eso, las personas que tienen hambre emocional suelen pasarse su vida a dieta, intentando bajar siempre de peso y fracasando continuamente con cada intento, ya que por mucho que bajen, siempre acaban recuperando los kilos perdidos. Es más, las dietas en si mismas suelen ser un factor estresante y por lo tanto desencadenan más comportamientos de descontrol.
Hay diferentes patrones dentro del comer emocional: el picoteo, el pacer o el atracón. Eso sí, hay que diferenciar el atracón del que come emocionalmente con el atracón de la
bulimia nerviosa , tiene similitudes pero normalmente en este tipo de atracones no suele haber vómito ni purga posterior.
Pero, ¿podemos decir que una persona que tiene un comer emocional presenta un trastorno?. Si bien el hambre emocional es un hambre descontrolado, normalmente la persona que come emocionalmente suele mantener el control sobre otras áreas de su vida. En mi opinión
no es un trastorno, pero sí puede generar en la persona un fuerte malestar que acabe provocando estados depresivos y ansiosos que no hacen más que agravar este problema.
Si has llegado hasta aquí leyendo y te has sentido identificada/o con esta forma de comer, ahora viene la buena noticia.
Sí, hay solución frente al hambre emocional. El objetivo es aprender a determinar qué emociones se encuentran detrás del hambre emocional y desarrollar (aprender) nuevas herramientas más adaptativas, desarrollando mayor control sobre nuestro acto de comer.
Si comes emocionalmente y
quieres cambiar , puedes ponerte en contacto con nuestro centro, te ayudaremos con tus objetivos.
Puedes
pedir una cita para terapia psicológica presencial o terapia online.
1 Comment
Interesante artículo y bien explicado!! Todos hemos tenido alguna vez este tipo de comportamientos! Pero desde luego si es la tónica general es fantástico encontrar este tipo de apoyos. Enhorabuena por el artículo!